Vida[]
Nace en 1902 y muere en 1990. Parecía que iba a vivir bajo la estela de su padre, Alfonso Sánchez García, un gran fotógrafo, pero supo crearse su propia personalidad. “Nací entre fotografías, oliendo a hidroquinona y deslumbrado por el magnesio…”, dice, y admite que no ha tenido mayor pasión que la fotografía.
Estudió en el liceo francés de Madrid los primeros años, enseguida entro como aprendiz en el negocio de su padre, del que siempre ha dicho que era su mentor y maestro.
Obra[]
A los 16 años ya se hace profesional independiente y trabaja para El Heraldo y El Liberal. Sus primeros trabajos son una sección dedicada a personajes populares, actualidad y toreo.
Pero como eso no es lo que buscaba, se esforzó para destacar como reportero fotográfico y como retratista, lo que fue su padre.
En 1921, siguiendo los consejos de su padre, que había participado en la guerra de Melilla, cruza el Estrecho para retratar las tropas españolas contra los harkas marroquís. Este hecho le consagra como uno de los mejores fotoperiodistas por la crudeza y realismo de sus fotos, inéditos hasta la época. Junto al director de la libertad, Luis de Oteyza, obtiene una de las exclusivas más relevantes del periodismo español: entrevista al líder rifeño Abd el-Krim, para interesarse por la liberación de los prisioneros de la batalla de Monte Arruit. El reportaje sobre el líder moro capta un gran impacto en la opinión pública española, que lo consideraba el jefe de “una tribu de salvajes”. A sus escasos 20 años, Alfonsito ya era uno de los más famosos fotógrafos del momento.
La Guerra Civil le da la oportunidad de mostrar su talento: fotografía cadáveres esparcidos por el Cuartel de la Montaña, familias tapándose con cualquier cosa durante los ataques de artilleros… Desde el bando republicano, no rehúye el riesgo y fotografía las batallas más peligrosas, como la de Guadarrama, Teruel, Extremadura y la del Alcázar de Toledo.
Son famosas, sobre todo, dos de sus fotografías: el cuerpo ensangrentado de Calvo Sotelo justo a su muerte y el socialista Julián Besteiro leyendo en la penumbra del despacho del Coronel Casado, jefe del ejército del Centro.
Acabada la Guerra Civil, las autoridades le juzgan duramente junto a su padre y su hermano. Es deportado en 1940 y vuelve en 1950. Nunca volvió a ejercer el periodismo, regresó a su trabajo como retratista. Se le conocen mas de 500.000 fotografías.
Bibliografía
-SÁNCHEZ GIL, Juan Miguel.Diccionario Espasa Fotografía. Prólogo de Joan Fontcuberta; editado por Celia Villar. Espasa Calpe S.A., 2002. ISBN: 8467002824